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Buenos días a todos, distinguidos invitados, colegas y miembros del sector financiero.

Es un privilegio para mí estar en la apertura de este congreso en su décimo primera (XI) edición. Un espacio que se ha consolidado como punto de encuentro para reflexionar sobre los retos y las oportunidades que enfrenta la banca dominicana, especialmente los bancos de ahorro y crédito en un contexto de transformación tecnológica acelerada.

Hoy quiero centrar mi mensaje en una de las fuerzas más disruptivas y prometedoras que está redefiniendo el sector financiero global: la inteligencia artificial, conocida coloquialmente como IA. Esta tecnología no solo está revolucionando la forma en que gestionamos procesos y atendemos a nuestros clientes y usuarios, sino que está redefiniendo los modelos de negocio, la gestión del riesgo y la supervisión financiera.

La inteligencia artificial en el sector financiero ha avanzado a pasos firmes. En sus primeras aplicaciones, se enfocaba en resolver problemas muy específicos, como mejorar los sistemas de detección de fraudes y de riesgos crediticios. Estos usos iniciales ya suponían un salto importante frente a los métodos tradicionales, al permitir identificar patrones inusuales en las transacciones y estimar con mayor precisión la probabilidad de incumplimiento de los clientes.

Con el tiempo, las capacidades de la IA se han expandido hacia áreas más complejas y de contacto directo con el usuario. Hoy vemos plataformas que personalizan la experiencia del cliente en tiempo real, ajustando recomendaciones de productos, diseñando ofertas financieras a la medida y brindando asistencia continua a través de chatbots o asesores virtuales.

En paralelo, la IA ha transformado la gestión operativa dentro de las entidades financieras. Procesos que antes requerían equipos enteros de analistas hoy pueden ser automatizados o asistidos por algoritmos inteligentes. Esto se traduce en mayor eficiencia, reducción de costos y, lo más importante, en una capacidad mucho mayor para responder con agilidad a las exigencias regulatorias y a los cambios del mercado.

En este contexto, iniciativas como SupTech y RegTech se han convertido en aliados esenciales para los supervisores y para las propias entidades financieras. Estas tecnologías, basadas en inteligencia artificial y análisis de datos, están revolucionando la forma en que entendemos la supervisión y el cumplimiento normativo.

Por un lado, el SupTech —tecnología aplicada a la supervisión— nos permite procesar y analizar volúmenes de datos que hace apenas unos años eran inabarcables. Gracias a estas herramientas, los supervisores pueden detectar patrones de comportamiento atípicos en los mercados, identificar posibles riesgos de liquidez o solvencia, y anticipar escenarios que podrían amenazar la estabilidad financiera. Esto no solo mejora la capacidad de reacción, sino que permite adoptar un enfoque preventivo en lugar de meramente reactivo.

Por otro lado, el RegTech —tecnología para el cumplimiento regulatorio— ofrece a las instituciones financieras soluciones innovadoras para automatizar reportes, monitorear transacciones sospechosas o verificar la identidad de clientes de manera más eficiente y segura.

Ambas iniciativas, SupTech y RegTech, no son solo herramientas tecnológicas: representan un cambio de paradigma en la forma en que supervisores y entidades interactúan con la información. Nos permiten pasar de un modelo basado en reportes periódicos y retrospectivos a uno en el que la supervisión y el cumplimiento se desarrollan casi en tiempo real, elevando la capacidad de resiliencia del sistema financiero frente a riesgos emergentes.

Sin embargo, es preciso mencionar que la IA no es una panacea ni un reemplazo de la prudencia humana. La supervisión financiera requiere de juicio profesional, experiencia y, sobre todo, ética. La inteligencia artificial debe ser entendida como una tecnología complementaria que potencia la capacidad del regulador y de las instituciones financieras para tomar decisiones informadas, pero que jamás puede suplantar la responsabilidad y el buen criterio de nosotros, los humanos.

A propósito, merece la pena mencionar los documentos recientes publicados por el Bank for International Settlements (BIS), que brindan un marco de referencia sólido para la supervisión del uso de IA en el sector financiero. Estos documentos señalan cómo la IA puede ser un catalizador para fortalecer la supervisión y la estabilidad financiera, pero también advierte que no está exenta de incertidumbres: desde el sesgo algorítmico y la opacidad de los modelos, hasta nuevas vulnerabilidades cibernéticas y riesgos sistémicos derivados de la dependencia en proveedores tecnológicos globales.

Las lecciones del BIS son claras:

  • La IA no puede ser una “caja negra” en decisiones que afectan a los consumidores, debe haber más transparencia y la posibilidad de explicar las razones que nos llevaron a tomar ciertas decisiones.

  • La alta gerencia debe asumir responsabilidad explícita sobre los usos de la IA.

  • Se requiere fortalecer los controles para garantizar que las salidas de los algoritmos sean fiables y no discriminatorias.

  • Pero, sobre todo, sin talento preparado, la IA puede incrementar vulnerabilidades en lugar de reducirlas. Debemos capacitar a nuestro personal para un uso adecuado de esta tecnología

Subrayan la necesidad de un enfoque prudente, transparente y basado en fases para implementar estas tecnologías, minimizando riesgos asociados a la opacidad algorítmica, sesgos y vulnerabilidades cibernéticas.

Un ejemplo concreto de estas lecciones lo encontramos en el proyecto Aurora del BIS Innovation Hub, que aplica técnicas avanzadas de inteligencia artificial para combatir el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo. Aurora demuestra que, cuando se combina la potencia del análisis automatizado con la supervisión prudente, es posible detectar patrones complejos que antes escapaban a los sistemas tradicionales. Esta iniciativa nos recuerda que la IA, utilizada de manera responsable, puede ser una aliada en la protección de la integridad de nuestro sistema financiero.

Ahora bien, debemos reconocer que la adopción de estas herramientas no debe producirse de manera precipitada. Antes de pensar en su implementación, es fundamental que todo el liderazgo del sistema financiero se haga consciente, a profundidad, sobre los potenciales beneficios y riesgos que supone nuestro contexto tecnológico. Esto nos involucra a todos y todas. La transformación tecnológica exige líderes que comprendan tanto las oportunidades como los límites de estas herramientas, de modo que su incorporación en las instituciones se realice de forma responsable, estratégica y sostenible. Solo con una adecuada preparación del capital humano podremos garantizar que las decisiones tecnológicas vayan acompañadas de criterio, prudencia y visión de largo plazo.

En ese mismo orden, me gustaría traer a colación el Ranking de Digitalización del Sector Bancario elaborado por la Superintendencia de Bancos,

el cual no solo permite medir el nivel de avance tecnológico de nuestras entidades, sino que también se convierte en un referente para identificar las oportunidades de evolución futura. La inteligencia artificial, en este sentido, se ha configurado como un catalizador fundamental para las instituciones que ya muestran avances digitales, y al mismo tiempo sirve como apoyo estratégico para aquellas que aún enfrentan rezagos.

Quisiera rescatar algunos datos de este informe, la implementación de inteligencia artificial (IA) en el sector financiero dominicano ha aumentado significativamente, pasando de un 18 % en 2021 a un 36 % en 2024. El uso de IA se ha centrado en áreas clave como la detección de fraudes, la automatización de procesos y la personalización de servicios al cliente. También, es preciso mencionar que el uso de chatbots para gestionar reclamaciones ha crecido, llegando a un 20 % en 2024.

Este conjunto de datos no solo muestra que el sector financiero dominicano está avanzando de manera sostenida en su digitalización, sino que también revela espacios concretos donde la inteligencia artificial puede incrementar su impacto.

Sin embargo, la propia evolución de la tecnología nos exige prudencia. El BIS enfatiza que la adopción de IA debe seguir un enfoque gradual y basado en riesgos. Coincidimos en que no se trata de correr detrás de cada innovación, sino de asegurarnos de que cada paso sea firme, y alineado con los más altos estándares de ética y seguridad.

Reconocer que según indican estos otros datos del ranking, en los bancos de ahorro y crédito observamos un crecimiento muy positivo en el uso de aplicaciones móviles,

que pasaron del 50% en 2023 al 85% en 2024, así como de la banca en línea, que también alcanzó el 85% en 2024.

No obstante, otros canales alternos presentan todavía una evolución incipiente: el IVR apenas alcanza un 54%, las interfaces de programación de aplicaciones (APIs) suben a 46% y los subagentes bancarios llegan a 38%. Estas cifras reflejan que, aunque se avanza, aún existen brechas importantes en el desarrollo de infraestructuras digitales que deben consolidarse.

En esa misma línea, al revisar las funcionalidades disponibles en las aplicaciones móviles, observamos que en entidades como los bancos múltiples y las asociaciones, los pagos y transferencias superan el 80%. En el caso de los bancos de ahorro y crédito, estos servicios se sitúan en un rango de 46% a 69%, lo que refleja avances importantes, aunque todavía con espacio para seguir ampliando su alcance. De igual forma, funcionalidades de valor agregado, como pagos con código QR o transferencias sin registro del beneficiario, muestran una adopción más incipiente, lo que abre la oportunidad de fortalecer y diversificar los servicios digitales ofrecidos.

En este sentido, antes de avanzar de manera plena hacia soluciones avanzadas basadas en inteligencia artificial, resulta estratégico consolidar primero el desarrollo y la madurez de estos canales digitales. Una base robusta permitirá que la incorporación de la IA en los bancos de ahorro y crédito sea sostenible, eficiente y, sobre todo, alineada a las necesidades y expectativas de los usuarios.

De igual forma, en nuestra Superintendencia, para predicar con el ejemplo, hemos adoptado esa misma estrategia progresiva de irnos preparando a nivel de infraestructura y desarrollo de las capacidades y competencias de nuestro talento humano.

Esta estrategia contempla dos fases fundamentales. La primera se enfoca en la adopción de herramientas de inteligencia artificial para optimizar procesos internos, mejorar la eficiencia operativa y fortalecer la capacidad de supervisión mediante análisis avanzados de datos.

Posteriormente, avanzaremos hacia una segunda fase más sofisticada, que incorpora agentes inteligentes y tecnologías de inteligencia generativa, capaces de aprender y adaptarse para anticipar riesgos y escenarios complejos.

Todo ello, sin perder de vista que la prudencia humana, el juicio profesional y la ética son insustituibles.

Esta imagen que ven aquí es una matriz de madurez que es parte de nuestro PETI o Plan estratégico de Tecnología de la Información. Este PETI fue aprobado en su momento por la Junta Monetaria y es la base sobre la que construimos nuestros planes operativos anuales. Ahora de hecho nos encontramos preparando la nueva versión que regirá nuestros planes del 2025 al 2028.

Como ven aquí resaltado, así encontramos el nivel de madurez de la tecnología de la información cuando llegamos en el año 2020 a la Superintendencia…

Y así nos encontramos ahora, estas flechas de color naranja señalan la evolución que hemos logrado durante estos años de gestión. Pasando de un estado incipiente a una madurez intermedia entre el enfoque en los procesos y el nivel avanzado.

Al margen derecho pueden observar las imágenes de nuestros agentes:

  • Lucía, un chatbot que presta atención a los usuarios y las usuarias desde el 2022, y fue diseñada con IA en una de sus primeras generaciones. Permite tener a disposición del público, respuestas a preguntas predeterminadas.

  • Norma, nuestra nueva agente diseñada con IA generativa para ayudar inicialmente a nuestros equipos, en una segunda fase responderá consultas de ustedes sobre el marco regulatorio.

No sé si alguno de los presentes recuerda esta imagen de la película “Una odisea espacial” (A Space Odyssey) del año 1968 en que crearon un personaje llamado HAL 9000 o simplemente HAL, que era una computadora con inteligencia artificial que controlaba los sistemas de la nave espacial Discovery One e interactuaba con la tripulación de astronautas de la nave.

HAL era representado en la película como vemos en la imagen con este lente de cámara de color rojo, con unidades ubicadas por toda la nave espacial.

Pues así visualizamos la Superintendencia del futuro, apoyada en las nuevas tecnologías para poder superar los desafíos que se presenten, y en términos de suptech seguir asignando los recursos adecuados y mejorar las capacidades para el desarrollo de herramientas de suptech apoyadas en IA, que requiere una combinación de habilidades técnicas y sociales.

Por lo que estamos recurriendo a plataformas de intercambio de conocimientos y foros de colaboración para compartir mejores prácticas e ideas que nos permitan seguir el ritmo de los rápidos avances tecnológicos.

Es importante reconocer que hemos avanzado mucho, pero también debemos mantener la humildad para aceptar que el mercado siempre nos impone desafíos, por lo que debemos avanzar con cautela, asegurando que la integración de la IA se realice bajo los más altos estándares de seguridad, ética y eficiencia, siempre salvaguardando la estabilidad del sistema y la protección de los usuarios y las usuarias.

Estamos en un momento crucial en el que la colaboración entre reguladores, bancos, proveedores de tecnología y academia es esencial para construir un ecosistema financiero resiliente e innovador. La inteligencia artificial nos brinda una oportunidad única para transformar nuestro sector, pero requiere también un compromiso firme con la prudencia, la transparencia y la responsabilidad.

Les invito a aprovechar este congreso para compartir experiencias, aprender de los expertos y fortalecer las alianzas que nos permitan enfrentar juntos los desafíos de la era digital.

Muchas gracias por su atención y les deseo un congreso provechoso y enriquecedor.

Fecha
04 / 09 / 2025

Discurso de apertura del Superintendente en el Congreso ABANCORD

Palabras del superintendente de Bancos, Alejandro Fernández W., en en el Congreso ABANCORD.